Casi 200 años de historia se derrumbaron en el poblado de Enquelga, en la comuna de Colchane, cuando la torre del campanario de su iglesia sucumbió ante las intensas lluvias estivales producto del llamado invierno altiplánico.

Como muchos vecinos de Enquelga, Jacinto Castro Flores, se encontró esta mañana con la sorpresa del derrumbe de la torre del campanario, “dicen que vino lluvia, cayó una piedra y de ahí se derrumbó. Una campana la rescatamos y está dentro de la iglesia y la otra, más pequeña está bajo las piedras”.

Luisa Mamani Condori, afirmó que este período las lluvias han sido muy intensas, “ha llovido muchos días, ha causado mucho daño, a las casas, también a los caminos, mucha agua”.

Burocracia

El alcalde de Colchane, Javier García Choque, declaró que esta pérdida es una pena tanto para los habitantes de Enquelga como para todos los Aymaras.

La autoridad informó que desde su primera administración ha tratado de obtener la declaratoria de monumentos nacionales, “hoy por las fuertes lluvias y por el paso del tiempo el campanario de Enquelga se derrumbó. El municipio de Colchane a partir del año 2017 inició una tramitación para la declaratoria como monumento histórico y así poder gestionar recursos para su restauración, sin embargo por la burocracia propia del Estado esto no llegó a tiempo. Por ello hago un llamado a las autoridades competentes a que dispongan a la brevedad de recursos de manera urgente para reponer esta obra de patrimonio histórico y arquitectónico aymara”.

El Concejero Regional, Rubén Lopéz, dice compartir los sentimientos de tristeza del alcalde de Colchane por esta pérdida patrimonial, “tristeza y rabia por la burocracia del Estado tanto de la Dirección de Arquitectura del MOP, que pudo haber tomado esto, como de la división de monumentos nacionales y patrimonio. Claramente la burocracia lenta produjo no poder sostener mejorar la infraestructura de este patrimonio de la localidad del Enquelga que hoy vemos que está en el suelo”.

Según diversos estudios Enquelga fue fundada en 1848, como un corregimiento que buscaba agrupar a las poblaciones originales que se extendían en ese sector en un lugar generalmente ligado a su iglesia.